Este verano navegaremos en el estrecho de Bonifacio, una de las mejores zonas del mundo para hacer vacaciones en velero. La hemos navegado habitualmente en el velero Onas y la conozco muy bien.
En el centro del Mediterráneo occidental, entre el mar Tirreno y el Mar Balear, el estrecho de Bonifacio, separa las escarpadas islas de Córcega y Cerdeña. Ambas islas tienen una geografía, historia, lengua y tradiciones muy parecidas, pero por razones administrativas y por interés de las respectivas metrópolis, Córcega pertenece a Francia y Cerdeña es una región autónoma de Italia, viven una de espaldas a la otra. Este año tenemos intención de bordear todas las costas de Córcega en las travesías de julio y septiembre, pero realizaremos la mayoría de los viajes de verano a la costa norte de Cerdeña, entre las bonitas poblaciones de Olbia, Castelsardo y L’Alguer. Son lugares que amamos particularmente y donde tenemos amigos y conocidos y han sido bases del velero Onas en otras ocasiones.
Cerdeña es la segunda isla más grande del Mediterráneo. Es una isla con una orografía muy accidentada, con algunas cordilleras importantes, como el imponente Gennargentu, costas recortadas y llenas de acantilados, bahías y calas perfectas para fondear.
La isla tiene una larga historia que se sumerge en la edad del bronce con la cultura de los Nuraghes, las impresionantes torres ciclópeas similares, pero mucho mayores, en los talaiots baleares. Por ahí han pasado, sin dominarla nunca del todo, cartagineses, romanos, bizantinos, vándalos, Genoveses y Pisanos. Perteneció a la corona de Aragón durante cientos de años y la presencia catalana es visible en toda la isla y, sobre todo, en L’Alguer, donde todavía se habla nuestra lengua. Los sardos son un pueblo antiguo, auténtico y orgulloso que mantiene, a pesar de la trepidante italianización, su lengua, cultura y tradiciones.
Me encanta también la cocina sarda, con el pan carasau, los malloreddus, pequeños ñoquis de trigo con salchicha y azafrán, el pescado fresco y la bottarga. Siempre que puedo compro Pecorino, queso de cabra, a los pequeños productores locales y tendremos a bordo vinos de la isla como los Monica y Cannonau. La sarda es una gastronomía sencilla y tradicional que no debe ser mala del todo, son el pueblo más longevo de Europa
Al norte de la hermosa ciudad de Olbia se extiende el estrecho de Bonifacio. El canal entre las islas de Córcega y Cerdeña es una de las zonas más atractivas del mundo para realizar viajes en velero plaza a plaza o en grupo. Tendremos casi siempre suficiente viento para navegar a vela, cientos de fondeaderos vírgenes al abrigo de todos los vientos y un patrimonio cultural y natural que hay que explorar.
Zarpamos hacia el norte, pasando de la famosa Costa Smeralda, donde se concentran papanatas y ricachones con sus yates ridículos. Navegaremos a vela entre las islas de la Maddalena, anclaremos en fantásticos fondeaderos salvajes como Budelli, Razzoli y Santa Maria y nos zambulliremos en las aguas turquesas transparentes del parque natural de las islas Lavezzi. Si es necesario, buscaremos protección del viento de mistral, señor indiscutible del estrecho de Bonifacio.
A mediados de agosto zarparemos del pueblecito medieval amurallado de Castelsardo y navegaremos hasta el parque nacional de l’Asinara. Este parque marítimo-terrestre, muy bien preservado, fue una isla prisión de máxima seguridad. Podremos disfrutar de sus fantásticas calas y dar un bonito paseo hasta su cima más alta, observados por los asnos salvajes que campan libres por las colinas. Continuaremos la travesía hacia Stintino, un pequeño puerto natural encantador, y anclaremos en la Pelosa, una de las playas más bonitas del mundo. Pasaremos el paso de Fornelli, complicado e impresionante y pondremos proa al sur hasta pasar el imponente cabo de la Caça y entrar en la gran bahía del Port del Compte, con muchos anclajes protegidos. Al final, navegaremos hasta Alguer y amarraremos al pie de las murallas medievales de la ciudad catalana de Cerdeña.
En septiembre haremos el mismo recorrido en sentido contrario y emprenderemos la travesía de regreso a casa por la costa oeste de Córcega, la costa Azul y el golfo del León.
