En este blog escribimos sobre los viajes y actividades del velero Onas, no es el lugar para hacer declaraciones, pero el drama que está teniendo lugar en el Mediterráneo desde hace tiempo nos afecta directamente. Por una vez queremos expresar nuestro punto de vista.

Este mar que tanto queremos y que consideramos cuna de la civilización se ha convertido en una trampa mortal para los fugitivos del horror de la guerra en Siria. Aunque la inmensa mayoría de desplazados se encuentran dentro de Síria o en los países vecinos, muchos intentan llegar a nuestras costas con la esperanza de ser acogidos por una de las sociedades más ricas del mundo. No los queremos, la civilizada Europa prefiere pagar a otros países para que se los queden.

Una vez cerrada la «Vía de los Balcanes» a comienzos de este año muchos fugitivos han aprovechado el caos de Libia para intentar la travesía por mar hasta Sicilia, nuestro destino de este último verano. Mientras nosotros navegábamos alegremente, a pocas millas de distancia, miles de personas, marineros accidentales, se jugaban las vidas para llegar a un lugar seguro. Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) 4.518 emigrantes han muerto o desaparecido en el Mediterráneo en el 2016, la mayoría en la peligrosa ruta del Mediterráneo central. Hacen falta rutas legales y seguras.

Para la Unión Europea, con una población de más de 500 millones de habitantes, acoger a un millón de refugiados no tendría que ser un problema. Pero nuestros gobiernos se han comprometido en acoger nada más que a un número ridículo y lo hacen a un ritmo desesperante.

Esta respuesta a una crisis humanitaria es cobarde, estupida y peligrosa. Con la colaboración de gobiernos, políticos y medios de comunicación el miedo está envenenando el debate público.
Nosotros creemos que la solución comienza por presionar a los gobiernos con una declaración inequivoca:

Tenemos que acoger a los refugiados.