Cenyida a les illes Toscanes

Llegados a Niza a finales de junio, partió el grupo con el que habíamos hecho la travesía desde Palamós y nos quedamos solos el Onas, yo y la tos. No mucho, pronto llegó Francesc, amigo desde hace más de treinta años y ayudante para la travesía hasta Cerdeña.

Tosiendoo, con el velero limpio como una patena, la compra estibada y los depósitos llenos, embarcamos una nueva tripulación. Unos días más tarde, por la pérdida de un equipaje, pusimos proa al noreste en un día gris, con poco viento y una fuerte marejada en contra. Lento, incómodo, nada glorioso. Poco a poco dejamos atrás la Costa Azul y el horror urbanístico de Mónaco para recalar en la hermosa y tronada ciudad de San Remo en el, no menos tronado Yacht Club. Un sitio que me encanta.

L'horror urbanístic de Mònaco
L'Onas a San Remo
Sopar a San Remo

Comprobada la previsión meteorológica, decidimos zarpar hacia Córcega después de cenar, la marejada ya debería haber menguado y podríamos esperar vientos suficientes para la primera mitad del viaje y, después, las calmas. La previsión sólo se cumplió en parte, el mar fue calmando progresivamente pero no hubo nada de viento… Eso sí, tuvimos un amanecer fantástico y pudimos avistar ballenas y delfines. El mar de Liguria es la zona de alimentación de verano de estos enormes cetáceos.

A primera hora de la tarde recalábamos en la vistosa isla de la Giraglia, un peñón muy cercano al extremo norte de Córcega, famoso porque pasa cada año una de las regatas de altura más clásicas del Mediterráneo. Poco más tarde echábamos el hierro en las turquesas aguas de Finochiarola.

Al día siguiente, con tos y suficiente viento, pusimos proa a las islas toscanas, tras nosotros salió un velero muy moderno, rápido y ligero de un prestigioso astillero alemán. No conseguía acercarse a Onas y con el viento refrescante, iba quedando atrás. A pocas millas de Capraia el viento disminuyó, y con las ventolinas, nos adelantó estrepitosamente, un disgusto que tardaría días en digerir.

La pequeña isla de Capraia es un lugar especial, ha sido hasta hace poco un presidio y el pequeño pueblo no está muy tocado por el turismo. Se pueden realizar unas excursiones fantásticas, visitar las celdas abandonadas y contemplar los impresionantes exvotos marineros de la capilla milenaria de santa María.

Travessa a Còrsega
Rumb a Capraia
Capraia

Tal y como estaba previsto el viento del sur se intensificó hasta fuerza 6 y tuvimos que ceñir duro duro para acercarnos, bordo a bordo a la isla de Elba, mojados, cansados ​​y contentos. Amarramos en el puerto fortificado de Portoferraio, construido por Cosimo di Medici, al pie de la pequeña ciudad, típicamente Toscana. Además de descubrir las trazas del efímero destierro de Napoleón Bonaparte, es un placer pasear por las callejuelas empedradas el casco antiguo fortificado, auténtico, menestral, nada turístico.

El día que queríamos dedicar a las calas y el baño llovió persistentemente e hizo mucho viento, pero al día siguiente, salió un día radiante y caluroso, sin viento para navegar, a motor, hacia la costa este de Córcega. Muy variable, muy mediterráneo, mucha tos

cenyint cap a Elba
Porto ferraio, Elba
Portoferraio

Los días siguientes navegamos hacia el sur en varias tiradas largas hasta recalar en gran bahía de Porto Vechju, en córcega,  y en las islas del estrecho de Bonifacio. Fondeamos entre las grandes rocas graníticas de las Islas Lavezzi, vírgenes, pero llenas de embarcaciones turísticas y cruzamos el estrecho hasta las islas Maddalenas. ¡Ya habíamos llegado a Cerdeña!! Lo celebramos con una espectacular tortilla de patatas anclados en la pequeña isla de Caprera, última residencia de Garibaldi.

Con la tos habitual, aprovechamos la calma matinal para ir a darnos un baño en las turquesas aguas de Cala Portese y, en cuanto se estableció el maestralet previsto, levantamos el ancla e izaremos el spinnaker para adelantar, estrepitosamente, a todos los veleros… uff, me podía quitar la espinita de Capraia!!!

Por la tarde arriamos el spinnaker al pie del peñón inmenso de la isla de Tavolara y fondeamos cerca de las cuatro casitas de la orilla. Tavolara es un lugar especial, por una carambola alocada del destino fue un reino independiente hasta no hace tantos años y el último rey de la estirpe, Tonino, regenta un pequeño restaurante a pie de playa que es un lugar casi mágico. A bordo de Onas rodamos el reportaje “El regne més petit del món” para el programa Thalassa, de TV3

L'Onas a Portivechju, Còrsega
Aigües turqueses de Sardenya
Arròs a la cassola

Al día siguiente recalaremos en la gran bahía de Olbia, nuestro destino y la base para los próximos meses. Creo que desembarcó una tripulación feliz, aunque, seguramente, la travesía había sido diferente a lo que habíamos imaginado cada uno de nosotros. Incierta, como todas las travesías en velero.

En Olbia, con fiebre, tosiendo y cansado logré hacerme visitar por un médico, gracias a la inestimable ayuda de los amigos del Circolo Nautico. Tenía una bronco pulmonía y necesitaba incharme  de antibióticos y hacer reposo al menos veinte días. Se me cayó el mundo encima. Pero esta es otra historia, que ya contaremos y que acaba bien.

Spinnaker
Tavolara
Da Tonino