
Con los años he ido mucho más allá de aquella raya difusa. He cruzado el Océano Atlántico un montón de veces, El Indico y el mar Rojo han pasado bajo nuestra quilla, durante años hemos explorado las islas más remotas del Caribe y he podido navegar en algunos de los veleros más rápidos del mundo. Disfruto como el primer día de la emoción de estar en alta mar, de la alegría de descubrir en el horizonte las cumbres más altas de la isla de destino y puedo pasar horas trimando las velas para ganar una décima de nudo. Lo que más me gusta, sin embargo, es vagabundear por el Mediterráneo de puerto en puerto, echar el ancla en calas que no conocíamos o reencontrar lugares queridos. Los versos de Espronceda resuenan todavía vivos.
«Que es mi barco mi tesoro,
Que es mi Dios la libertad,
Mi ley, la fuerza del viento,
Mi única patria, mar. »
Pero, para mí, la parte más intrigante de la poesía era
«Asia a un lado, Al otro Europa,
y allá a super frente Estambul «
Algún día empecé a decir que la primera vez que mis ojos verían Estambul sería desde la cubierta de un velero. Es una de esas tonterías que se dicen sin pensar demasiado pero que, repetidas varias veces, acaban tomando forma. Tampoco es tan difícil de cumplir, o vamos en el velero Onas o, posiblemente, no iremos nunca. Tras posponerlo varias veces porque no es comercial porque es demasiado lejos o por solidaridad con el Kurdistán entre otras razones, el año pasado Ana y yo decidimos que, habiendo sobrevivido a veintiseis temporadas de chárter consecutivas sin arruinarnos completamente, ya nos tocaba hacer los viajes que nos apetecen. Vamos pues !!
La temporada pasada elegimos volver a las costas occidentales de Italia, navegamos hasta Cerdeña, Sicilia, los pequeños archipiélagos del mar Tirreno y las costas de la Campania, Lazio, Toscana y Córcega. Este año con la excusa de ir a Estambul cruzaremos todo el Mediterráneo para pasar buena parte del verano navegando alrededor de la Grecia continental y recalar en la mayoría de las islas de este país antiguo, alegre y combativo que tanto queremos .
Zarparemos algo más temprano de lo habitual, ya que tenemos que navegar más de 1500 millas náuticas pero, sobre todo porque hay que llegar al norte del Egeo antes de que se establezca el Meltemi, el viento del norte que sopla con fuerza durante los meses de verano entre Grecia y Asia Menor. Hemos planificado las travesías para aprovechar de la mejor manera posible los vientos dominantes del Mediterráneo y minimizar la posibilidad de vientos contrarios en las singladuras más largas pero necesitaremos, también, un poco de suerte, habilidad y paciencia para manejar situaciones inesperadas. Estamos acostumbrados, es la esencia de los viajes en velero.
Dejaremos pues, nuestra base de Badalona a comienzos del mes de mayo rumbo a Cerdeña y Sicilia. Nos hace mucha ilusión ir hasta las dos islas más grandes del Mediterráneo en plena primavera cuando estarán más verdes que nunca y prácticamente vacías de turistas. Esperamos poder hacer la passegiatta en Calasetta, comer cuscus en Trapani y rodar por las callejuelas de Palermo. Cruzaremos el mar Jónico hasta las islas de Ítaca y Cefalonia, comeremos pulpo en la taberna de Yorgos en la pequeña isla de Kalamos y reencontraremos a Fofi y Kostas en Mesolonghi, en el golfo de Patrás. Una vez pasado el canal de Corinto que separa el Ática del Peloponeso, amarraremos en Zea, el antiguo puerto de la Atenas clásica y base habitual del velero Onas. Doblaremos el cabo Súnion navegando bajo el impresionante templo de Poseidón, si es necesario, haremos un sacrificio para pedir bonanza en el tránsito de los estrechos entre el continente y la gran isla de Euvea, escenarios de épicas batallas entre griegos y persas como las Termopilas o Maratón. Saltaremos de isla en isla en el norte del Egeo con prisa para entrar en los Dardanelos donde nos cagaremos en la corriente, los vientos contrarios, el intenso tráfico mercante y, para colmo de males, los pesados trámites fronterizos turcos. Cruzaremos el mar de Mármara hasta llegar, esperamos, como dignos sucesores de los Almogávares hasta la Constantinopla Bizantina que aguantó aun mil años después de la caída del imperio romano de occidente. No esperamos ser nombrados megaduques, ni siquiera pachás, sólo querremos recalar en la ciudad, hartos de ceñir, cansados y blancos de sal con ganas de pasear, probar el raki y comprar una alfombra.
De vuelta a Grecia pasaremos de nuevo bajo santa Sofía y la mítica Troya rumbo a las islas más verdes del Egeo como Samotracia y Tasos, divisaremos de lejos la cima del monte Athos y recalaremos en las tres grandes penínsulas que forman la Calcidia. Con el viento a favor llegaremos al archipiélago de las islas Sporadas, donde fue rodada «Mamma mia» y continuaremos hacia el sur hasta las islas Cícladas. Navegaremos de isla en isla en el golfo Sarónico, nos gustaría subir a ver la puesta de sol en el templo de Egina, ver teatro clásico en Epidauros y bañarnos las aguas transparentes de Doko. Doblaremos el temido cabo Maleas, al sur del Peloponeso y probaremos las mejores aceitunas de Grecia a Kalamata. En mar Jónico, de nuevo, pasaremos por Olympia y las altas islas de Zakhintos y Cefalonia. Veremos la villa de Onassis en Skorpios y Remontaremos hacia el norte hasta Levkas, la isla blanca donde quizás me pierda algún día, y Corfú, donde vivieron los hermanos Durrell. Quizás haremos una parada en Albania y cruzaremos el estrecho de Otranto hasta Italia.
En septiembre remontaremos en tres etapas las costas de Italia y Francia para recalar en Barcelona a comienzos de otoño … mola, no?
No es que mole, ¡es que es un sueño!
¿ tienes las etapas con fechas???
Gracias Marusa.
Puedes ver la programación detallada en la web http://www.veleronas.com/