Hemos estado tres meses recorriendo el archipiélago de las Islas Egadi semana tras semana. Ha sido un verano fantástico e intenso.
Gracias Sicilia y a todos los que nos habéis acompañado en este verano!!!!

El otoño llegó este año puntual, con descenso de las temperaturas, lluvias y un fuerte temporal de mistral. Una vez embarcado el grupo que haría la travesía de Trapani a Barcelona tuvimos que esperar hasta tener una «ventana» razonable y estar preparados para ceñir.
Aprovechamos los días de espera para visitar la Sicilia profunda con el bonito pueblo de Corleone y su centro de documentación de la Mafia, disfrutar de las puestas de sol en las salinas y cenar a resguardo de la lluvia en el pueblo medieval de Erice.
En un recalmón del viento de NW navegamos hasta Marettimo, la isla Egadi más occidental, para ganar una millas y salir pitando en cuanto fuese possible. Realizamos una bonita excursión al Pico Falcone desde donde se podía contemplar toda la isla y la fortaleza de punta Troia que hoy en día es un centro de observación de la foca monje.
Llegó el día. Zarpamos por la mañana navegando a bordadas contra el mistral y la fuerte marejada hasta que, según la previsión meteorológica, el viento rolara favorablemente. Poco antes del anochecer pudimos poner rumbo directo al sur de Cerdeña y hasta amollar un poco las escotas. Iupi!!!
Naturalmente, como este es un mar de excesos, tras una agradable noche a vela tuvimos que hacer las últimas millas a motor en calma absoluta hasta tirar el ancla en una solitaria cala cerca de Capo Spartivento donde disfrutamos de un relajante baño vespertino y dormimos a pierna suelta toda la noche.
Con tiempo inestable pero sin amenaza de vientos contrarios para los próximos días navegamos plácidamente con spinnaker por el sur de Cerdeña hasta la pequeña isla de San Pietro donde todo estaba como siempre, en esta isla parece que el tiempo se ha detenido.
Al día siguiente comprobamos que las previsiones meteorológicas seguían siendo favorables así que, tras llenar combustible, zarpamos hacia Menorca.
Tuvimos que hacer parte de la travesía a motor. Por la noche, tras un festival de rayos y algún chubasco, se entabló una tramontana moderada que nos permitió navegar rápidos y bastante cómodos hasta entrar al día siguiente por la noche en la bahía de Maó, Menorca.
Ya en la recta final del viaje nos quedaban unos días para disfrutar de Menorca, tranquilamente, sin los agobios del verano. Cuando llegamos a Baleares a final de la temporada no podemos evitar el plantearnos hacer alguna temporada aquí
Esta última travesía desde Ciutadella, con vientos del través, fue muy agradable y tranquila. Por fin, pescamos un dorado. Ha sido el único pez que hemos pescado en todo el verano.
Como cada año ya estamos en “modo otoño”, decidiendo cual será el destino del verano próximo, organizando los cursos de navegación, las próximas salidas y los trabajos que vamos a hacer en el barco.
En la web iremos colgando la programación.  Así que sin perder más tiempo, ¡manos a la obra!